Nacido en una familia burguesa de
Nantes (Francia) el 8 de febrero de 1828 como Jules Gabriel Verne Allote,
abandonó la carrera de abogado en la que pretendía encarrilarle su familia para
dedicarse a la literatura, actividad en la que volcó su enfermiza curiosidad
por cualquier avance tecnológico así como una asombrosa capacidad de
trabajo, aun a costa de su salud.
Tras publicar varios relatos y obras
de teatro, en 1863 escribió su primera novela, que fue también su primera obra
de ciencia ficción: 'París en el siglo XX', uno de los pocos textos que
no llegó a ver publicados en vida, ya que su principal editor, Pierre Jules
Hetzel, la rechazó y no fue impresa hasta 1994.
'Viajes extraordinarios' de Julio
Verne
Hetzel la consideraba una obra
fallida, "demasiado pesimista", ya que auguraba una sociedad
masificada y dominada por banqueros, funcionarios y tecnócratas, donde la
población vive en rascacielos de cristal y usa trenes de alta velocidad pero
ignora las grandes obras literarias y la música clásica y, en los programas
educativos, las humanidades (incluyendo el estudio del latín y el griego) han
sido expulsadas en beneficio de las disciplinas científicas.
En lugar de esta novela sobre el
París del futuro, el escritor publicó entonces 'Cinco semanas en globo',
la primera de su célebre serie de 'Viajes extraordinarios', que le
dio tremenda fama y riqueza gracias al éxito cosechado a lo largo de sus más de
60 títulos.
Este éxito se cimentó en una hábil
combinación del género de aventuras con una fértil fantasía, la inclusión de
los datos científicos más adelantados de su época y una notable capacidad para
la proyección histórica que en ocasiones roza la adivinación.
Julio Verne,
¿un adivino?
Así, en 'Veinte mil leguas
de viaje submarino' (1869), describía un submarino verdaderamente
autónomo, el 'Nautilus', y unos trajes de buceo individuales que no existirían
como tal, en ninguno de los dos casos, hasta finales de la Segunda Guerra
Mundial.
Además, mostraba el océano como una
gran despensa natural donde el hombre podía no solo proveerse de pescado sino
de todo tipo de vegetales, incluyendo algas, para su consumo.
En 'Robur el
conquistador' (1886), inventó un yate cuyos mástiles con hélices lo
convierten en helicóptero; en 'La isla misteriosa' (1874), los
protagonistas fabrican ácido sulfúrico, uno de los productos químicos más
avanzados de su época y desconocido para muchos de sus lectores, y en 'Los
500 millones de la Begún' (1879), adelanta las armas de destrucción
masiva, el satélite artificial y los regímenes totalitarios del siglo XX.
También pronosticó la existencia de
noticiarios audiovisuales, videoconferencias, velas solares, publicidad aérea.
Pero quizá su obra más
emblemática fue 'De
la Tierra a la Luna' (1865), donde predijo de manera
extraordinaria lo que sucedería en la misión del 'Apolo XI' que la NASA
lanzó un siglo más tarde.
En la obra de Verne, tres astronautas (igual que en la realidad) viajan en
un proyectil llamado 'Columbiad' (el módulo de la 'Apolo' se llamaba
'Columbia') que despega desde Tampa, Florida, apenas a un centenar de
kilómetros de Cabo Kennedy, en el mismo estado norteamericano.
La forma y dimensiones de la nave ficticia y la real son casi idénticas,
igual que la velocidad y el tiempo que tardan en alcanzar la Luna, donde
aterrizan en ambos casos en la región conocida como Mar de la Tranquilidad,
mientras que el exitoso regreso de sendas tripulaciones se produce con un
amerizaje en la misma zona del Océano Pacífico.
Entre sus novelas más famosas, 'Viaje al centro de la Tierra' (1864) es
la única a día de hoy que espera confirmación a algunas de las fantásticas
descripciones de Verne: ¿existirá un desconocido mar interior dentro de nuestro
planeta con un mundo prehistórico completo? De momento, solo es imaginación