Tres funcionarios de la cárcel de Aranjuez, Madrid VI, resultaron heridos el pasado lunes por la tarde al ser agredidos por dos funcionarios que se atrincheraron en su celda como medida de protestar al ser cambiados al módulo más peligroso de la prisión, el número 1, según denuncia la Asociación Profesional de Funcionarios de Prisiones (APFP).
Los incidentes se produjeron sobre las 14.30 cuando los dos presos se negaron abandonar su estancia. Ambos empezaron a amenazar a los funcionarios y a dar golpes con la silla y con un palo afilado de madera de una escoba. Al mismo tiempo, los internos llenaron la celda con agua y jabón y estaban muy nerviosos y agitados.
Uno de los reclusos, J.LG.N desistió de su actitud y salió de la celda mientras que M.A.C siguió muy agresivo y decidió prender un colchón. Ante tal situación los funcionarios intervinieron resultando heridos tres de ellos. Uno de los trabajadores recibió un pinchazo en la rodilla con el palo de la escoba.
Paco Llamazares, presidente de APFP, explicó ayer que «las prisiones madrileñas sufren una gran carencia de plantilla y que además se enfrentan a diario a agresiones para las que no están preparados debido a que se desconoce el perfil que padecen la mayoría de internos».
También denuncia Llamazares que en "la actualidad las agresiones a los funcionarios y trabajadores penitenciarios no son considerados como atentados a la autoridad, estando excluidos como profesionales del protocolo contra las agresiones de los funcionarios de la Administración General del Estado AGE". "Esto provoca que estos gravísimos incidentes no tengan un castigo ejemplarizante para los internos que protagonizan estos agresiones", agrega.
Para la APFP es preocupante el aumento de las "agresiones a los trabajadores penitenciarios, mientras la Administración mira para otro lado y no toma medidas de forma inminente para que los profesionales sepan enfrentarse con las garantías suficientes ante los estados de agitación y trastornos patológicos, psiquiátricos y psicológicos que padecen gran parte de la población penitenciaria, unido en muchos casos al trastorno que supone la toma de droga y el estado mental de la mayoría de la población reclusa".
Por último, también lamentan desde la APFP que los máximos responsables de prisiones no "asuman ninguna responsabilidad ante cualquier incidente", y que "como siempre son los funcionarios y trabajadores que día a día están en los módulos de las distintas prisiones los que sufren las consecuencias ante la falta de iniciativa política par erradicar las agresiones a los profesionales y trabajadores penitenciarios".